Me conocéis por mi carrera en el mundo del porno – cómo y porqué entré en ese mundo (Amarna Miller)

El mundo del porno

Hola a todos, soy Amarna Miller. Me conocéis por mi carrera en el mundo del porno, cómo y porqué entré en ese mundo.

Pero antes quiero haceros un resumen de cómo era mi vida en ese momento. Vivía en Madrid, España, estaba a punto de entrar en la universidad y no era una mala estudiante, pero me sentía muy frustrada. No podía encontrar nada que me apasionase, no me sentía apreciada… y me sentía muy fuera de lugar. La mayor parte del tiempo al menos. Me encanta leer pero apenas tenía amigos.

Los días pasaban casi como fotocopias, uno detrás de otro. Igual que mucha gente de mi generación, no sabía qué hacer con mi vida y me sentía bastante triste. Mi novio por aquellas era fotógrafo y empezó a sacarme fotos. En ese punto de mi vida no me sentía bien con mi cuerpo ni con mi imagen, no tenía nada de autoestima, pero ver las fotos que él sacaba de mí, me hacía muy feliz. Por primera vez en mi vida me sentí guapa, y decidí empezar a posar como modelo. Descubrí la fotografía y empecé a posar delante de las cámaras. Por aquellas tenía 18 años.

Para mí esto fue una revolución que cambió mi vida por completo. Posar como modelo me hizo darme cuenta de que hasta entonces había tenido una visión distorsionada de mí misma y me trajo la autoestima que me faltaba (hasta entonces). No era tímida y siempre he pensado que el cuerpo humano es algo agradable que no hay que esconder así que empecé a posar en sesiones de fotos de desnudo. Eso estuvo genial.

Me sentí reconciliada con mi imagen por primera vez y me sentí empoderada. Al mismo tiempo y en parte porque estaba empezando a superar mi falta de autoestima y otros problemas personales, empecé a sentirme mejor en el mundo del sexo. Me volví muy exhibicionista, me encantaba probar cosas nuevas en la cama e investigar sobre temas sexuales.

La idea de empezar a trabajar en algo relacionado con el sexo empezó a crecer en mi cabeza, como una persona muy sexual y con una libido muy alta, me gusta pensar en la necesidad como en fantasía. Como… ¿Qué pasaría si de repente me meto al mundo de porno?

¡Qué emocionante! La industría parecía algo muy distante e inalcanzable, pero empecé a investigar. Y descubrí varias productoras en mi país, en España. Así que les mandé algunos mensajes para ver qué condiciones podrían ofrecerme si empezase a hacer porno.

Por desgracia, no me gustaron sus respuestas, nadie me explicó realmente qué pasaría si empezase a hacer porno, así que la idea de trabajar en el porno simplemente desapareció de mi cabeza. Al mismo tiempo, en bellas artes, la carrera que hice en la universidad, tuve clases de fotografía por primera vez y me estaba encantando.

Me enseñaron cómo manejar el material de fotografía y me apasionó por completo. Después empecé a sacar fotos de mis amigos, al principio vestidos, luego desnudos, y como me interesaba mucho el tema de la sexualidad, se fueron volviendo más y más explícitas. Junto con otro amigo empezamos a fantasear sobre la idea de crear una productora porno, sobre lo guay que sería tener una página porno.

Yo quería fotografiar chicas gordas

Primero para ofrecer a las modelos lo que yo no encontré cuando me informé sobre la industria: claridad, respeto, confianza… Pero también para dar un cambio en las estéticas clásicas de la pornografía, que siempre representa el mismo tipo de belleza, el mismo tipo de cuerpo, y la misma estética, parecía bastante aburrido.

Yo quería fotografiar chicas gordas, y chicas con pelo en las axilas, y con pelo azul y con estrías. Y con cicatrices. Y con distintos estilos de ropa, y uñas distintas. Y… sí, no podía encontrar eso en la pornografía clásica, así que decidí hacerlo yo misma. Por aquel entonces, consumía bastante porno y la idea de unirme a la industria parecía más y más atractiva.

Mi amigo se fue del proyecto y cuando tenía 19 años, sólo 19 añitos, decidí crear Omnia-X, la compañía porno con la que empecé a grabar porno también como modelo. Teníamos cinco o seis modelos recurrentes y cada semana fotografiábamos con ellas. Primero empecé con fotos, luego probé el vídeo (y no tenía ni idea de cómo editar) pero poco a poco empecé a aprender más o menos todo lo que tenía que saber. No tenía nada de dinero, pero estaba invirtiendo en la empresa cada céntimo que estaba ganando posando como modelo. Y de repente descubrí que tenía un sueño: Representar sexualidad de una forma distinta, cuestionándome la hegemonía en el porno.

No tenía ni idea de qué estaba haciendo, no tenía experiencia, no tenía recursos, y aprender era muy lento. pero siempre pensé que si tenía que fracasar con una empresa, mejor hacerlo pronto y aprender de ello. Así que estábamos grabando al modo de guerrilla, con mucha pasión, pero no tantos recursos.

Y ese es el trasfondo, así es como empecé a grabar porno dentro de mi propia productora. Primero fotos, luego vídeo, primero en solitario, haciendo sólo vídeos de masturbación y después empecé a grabar con chicas y muy despacio, y siempre escuchando a mi propio cuerpo y sin forzarme a hacer nada de lo que no estuviese segura al 100% de querer hacer. Y no estaba sacando nada de dinero de ello. Porque era mi empresa, no me estaba pagando a mí misma.

Como al cabo de un año, una empresa llamada Abby Winters me contactó para saber si quería trabajar para ellos. Por aquel entonces, yo estaba en los circuitos amateur y ni siquiera me consideraba a mí misma «actriz porno». Definitivamente no una «estrella porno». Me sentía como una chica cualquiera masturbándose delante de la cámara. Ví su web y vi su contenido y me enamoró por completo. Dije que sí y me llevaron a Amsterdam para grabar cuatro escenas.

Fue increíble, me lo pasé genial. Y aún los aprecio un montón porque de verdad me dieron el espacio que necesitaba para hacer lo que quería delante de las cámaras, sin forzarme a hacer nada ni presionarme para nada. Con ellos seguí haciendo escenas individuales y con el tiempo escenas lésbicas, pero sobre todo creo que perdí el miedo a grabar para terceras personas. La principal razón por la que me metí en el porno fue porque quería explorar mi sexualidad, quería probar cosas nuevas.

Desde pequeña siempre me educaron en la idea de que el sexo era tabú, de que era algo privado, algo que sólo podía disfrutar en mi habitación y sin hablar de ello. Pero gracias a experimentar con el porno, me di cuenta de que disfrutaba muchísimo de mostrar mi sexualidad y diría que esto es casi terapéutico.

Gracias a esta empresa australiana me di cuenta de que hasta entonces lo había estado haciendo mal. Había estado buscando empresas en España, pero tenía que buscar productoras fuera de mi país. Con esta idea en mente, empecé a contactar a más compañías y empecé a grabar para otras productoras. Y ese fue el momento en el que empecé a ganar dinero con ello.

Invertí el dinero que estaba ganando como actriz porno en mi compañía y por fin empezamos a hacer las cosas bien. Comprar equipamiento, alquilar ubicaciones, fue un cambio enorme. Como yo no quería grabar porno en España, utilizaba los fines de semana y mis vacaciones de la universidad para viajar alrededor de Europa, grabando con distintas productoras.

Fuimos a Budapest, que es la capital europea de la pornografía

Decidí empezar a grabar escenas heterosexuales después de haber estado haciendo porno durante tres años más o menos. Mi mejor amiga (Amber Nevada) y yo, que también es actriz porno, y a quien conocí a través de Omnia-X, de mi empresa. Fuimos a Budapest, que es la capital europea de la pornografía y nos lo pasamos genial.

Éramos ella y yo contra el universo, haciendo lo que queríamos hacer. Ahí fue cuando dejé el circuito alternativo y empecé a rodar porno mainstream. Entonces descubrí que la industria también tiene sus partes malas y empecé a darme cuenta de que el porno tiene una cara más oscura que no había experimentado antes.

Pero para esos que no tenéis ni idea de mi carrera, haré un pequeño resumen para contaros qué pasó después de todo esto. Al final, cerré mi productora en 2013, terminé la universidad, y me vine a los EEUU a trabajar.

Llevo en la industria del porno casi ocho años ahora y aunque creo que la industria tiene que cambiar muchas cosas, para convertirse en una industria ética y también para ofrecer condiciones de trabajo dignas. Personalmente, me siento orgullosa de ser actriz porno. Os prometo que haré más vídeos sobre mi experiencia en la industria, y también de las cosas que creo que el porno tiene que cambiar para convertirse en un mejor negocio.